Sin duda, el primer día fuimos a visitar el Acropolis (en griego "akros" quiere decir "extremo" y "polis", "ciudad"). Situada en la parte más alta de Atenas cumplía la función defensiva y como sede de culto a los dioses. Debido a su situación pude verse desde varios puntos de la ciudad, incluso de noche ya que está generosamente iluminado.
Fue construida durante el SV a.C bajo el mandato de Pericles: entre la época de las Guerras Médicas que enfrentó a la alianza de griegos contra los invasores persas -culminando en la batalla de Salamina- y la Guerra del Peloponeso que enfrentó a los griegos entre si: Atenas (Liga de Delos) contra Esparta (Liga del Peloponeso). No en vano, esta es considerada la época de Oro en Atenas. El proyecto es llevado a cabo en su mayor parte por el famoso escultor Fidias y los arquitectos Íctino y Calícrates.
La entrada a la Acrópolis se realiza por una enorme puerta que recibe el nombre de Propileos (Propylaea) cuya aspecto puede verse en la siguiente foto.
Cerca de la entrada se encuentra el Templo de Atenea Nike, para conmemorar la victoria naval contra los persas en la batalla de Salamina. El nombre es debido a que su interior hubo una escultura de la diosa Atenea representada como Niké (que significa diosa alada), que simboliza las victorias navales. A la diosa se le cortaron las alas para que no volviera a abandonar la ciudad.
El templo es pequeño pero se encuentra bien conservado (restaurado).
Un poco más allá se encuentra el famoso Partenón o Templo de Atenea Partenos (la Virgen). El templo, de orden dórico, fue hecho a propósito con lineas ligeramente curvas para que contrarrestando los efectos ópticos de la perspectiva fueran visto como perfectas y harmónicas lineas rectas. Este fenómeno no fue apreciado hasta el SXIX por un arquitecto inglés. Otra prueba sorprendente de la capacidad de los griegos. Los detalles del frontón no se conservan bien (algunos trozos se hayan en museos) pero según escritos y dibujos antiguos parece ser que en el frontón occidental de la fachada se representaba la lucha de Atenea y Poseidón para conseguir el patronazgo de la ciudad, y en el frontón oriental se representaba el nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus (sí, no habéis leído mal, nació de su cabeza y completamente armada).
Casi al final del Acropolis se encuentra el Erecteión (Erechtheum), con su masivamente fotografiada tribuna sostenida por seis carátides, magníficamente conservadas. El templo habría sido lugar de culto de distintos dioses.
Ya en la ladera, se puede distinguir los restos del Teatro de Dionisio (o Baco), donde se estrenaban las obras de Sófocles, Aristófanes y Esquilo.
Fuimos también a ver el Museo Nacional de Arqueología y el Templo de Zeus Olímpico de estilo corinteo. Aún se pueden apreciar los magníficos capiteles de las 15 columnas (de las 104 originales) que se mantienen en pie.
Como a Omer no le gustaban mucho este tipo de visitas culturales en aquel entonces (no estoy segura de si las ha ido apreciando con el tiempo o se ha acostumbrado a ellas), él se fue a hacer una visita por la ciudad (especialmente le atraía el mercado y los restaurantes) mientras yo fui al museo con los demás compañeros. Al salir habíamos quedado en un cierto punto de la ciudad, imaginaros en esa época sin GPS ni iPhone, tan solo guiándome con un mapa de papel que tenía parte de los nombres en el alfabeto griego. Decidimos escaparnos un rato para hacer turismo por nuestra cuenta. La noche anterior el grupo se había dedicado a discutir que sitios querían visitar hasta que alguien había preguntado "¿a quién le da igual dónde vayamos mientras vayamos todos juntos?", así que nos habíamos dado cuenta que era más prudente resolver el problema por nosotros mismos. Sin embargo, también hicimos un poco de vida social al ir con todo el grupo a comer unos magníficos kebabs. Esta es una de mis fotos preferidas, perdí la original y esta es una foto escaneada de mala calidad pero me trae muchos recuerdos.
De Atenas fuimos a la isla de Mikonos en ferry, muy popular entre los turistas por sus playas, el bello contraste azul y blanco de sus casas y la vida nocturna. Una de las veces que he pasado más miedo fue cuando Omer y yo decidimos ir a hacer un paseo desde el hotel que estaba un poco alejado hasta el pueblo. Sólo había que ir bordeando la carretera, así que no había perdida. El problema es que la caminata duró muchas horas y al volver se nos hizo de noche. Cada pocos metros en la carretera encontrabas una pequeña cruz con ramo de flores como si alguien hubiera muerto en un accidente. No había demasiada iluminación. Para postre llegué con dolor de pies.En Mikonos nos hospedamos en un hotel que servía auténtico yougut griego cada mañana: te lo podías servir a cucharadas. Otras viejas fotos (hace ya 9 años de esto)
Completamos el viaje con una visita a Micenas (Mycenae), uno de los centros culturales y políticos de la Antigua Grecia que hoy conserva gran cantidad de restos arqueológicos. La más popular es la Puerta de los Leones.
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