Friday, July 22, 2011

Saint Petersburg, Russia

A parte del Gran Palacio de Peterhof y del Museo Hermitage (que ya se han comentado anteriormente), la ciudad tiene montones de cosas valiosísimas de ver para cualquier amante de la arquitectura, especialmente del barroco.

Desde pequeña siempre había soñado en ir a Rusia pero mi objeto predilecto era la Catedral de San Basilio (Saint Basil’s Cathedral) en Moscow. Poco conocía yo entonces de Antonio Canova, Francesco Bartolomeo Rastrelli o cualquiera otra maravilla que se encondía en la antigua capital de la época de los grandes zares de Rusia. Sin duda, si tuviera que volver a Rusia, Saint Petersburg sería el primer lugar de la lista, no en vano el núcleo de la ciudad es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.


Empezaremos por el Convento de Smolny, fue empezado a construir cuando la hija de Peter I el Grande, Elisabeth, decidió convertirse en monja al ser privada de la corona en favor de Ivan VI. Más tarde un golpe de estado en contra de Ivan VI le hizo cambiar de opinión y volver a luchar por la corona. El bello edificio es obra de Francesco Bartolomeo Rastrelli también responsable de el Gran Palacio de Peterhof, el Hermitage, el Palacio de Catalina (también llamado Tsarskoye Selo) y otras joyas barrocas. No en vano, fue el arquitecto predilecto de Peter I y Catalina la Grande y, aunque de origen italiano (como su nombre delata) encontró en Rusia su segunda patria. A continuación unas imágenes de Smoly. El edificio es muy similar a la Iglesia de San Andrés (Saint Andrew's Church) en Kiev (también obra de Rastrelli) de la que se incluye una foto al final para comparar.



Our Saviour On the Split Blood o Church of Our Savior on Blood (que se traduce como Iglesia de Nuestro Salvador en Sangre) es la siguiente parada. Una preciosa iglesia construida en el lugar donde el tzar Alexandre II el Libertador con una bomba. El tzar es conocido por sus tendencias liberadoras que le provocaron varios atentados fallidos y uno fatal pero también numerosos monumentos en su memoria.



Por último, vale la pena mencionar el Palacio de Catalina la Grande también llamado Tsarskoye Selo, que se traduciría como "Residencia del Tsar". Hay que desplazarse un poco para llegar hasta un pueblo llamado Pushkin. Lamentablemente cuando llegamos no estaba abierto al público: supongo que porque estábamos fuera de temporada turística. De modo que tuvimos que conformarnos con verlo desde fuera: al menos, los preciosos domes dorados se pueden ver desde fuera.






La ciudad ha recibido otros nombres a lo largo de la historia: Petrogrado (en honor a Peter I el Grande) y Leningrado (en honor al lider comunista Lenin). Hay varios lugares para recordar a Lenin a lo largo de la ciudad: una es el Mausoleo de Lenin donde está embalsamado y otro es la estatua de Lenin. No es de extrañar tantos honores! Lenin inició el movimiento soviético-communista (la Revolución Rusa), encabezando a los Bolsheviks y la Armada Roja en la Guerra Civil rusa y deponiendo al zar Nicolás II. Curiosamente fue Lenin quien translado la capital de Petrogrado (era el nombre que tenía entonces Saint Pertersburgo) a Moscow, para alejarla de los núcleos anti-revolucionarios (del movimiento nazi que se estaba originando en Alemania). La siguiente foto muestra la estatua de Lenin.
 Si algo la ciudad quiere recordar también es el "sitio de Leningrado". Durante la Segunda Guerra Mundial, la Alemania Nazi sitió a la ciudad desde el 8 de septiembre de 1941 hasta el 27 de enero de 1944 (29 meses). La ciudad era bombardeada constantemente y privada de suministros, para que murieran de hambre y frío. Fue una catástrofe, se calcula que murieron más de 1.5 millones de personas, de los cuales 1 millon eran civiles. Tal era el estado de desesperación que algunos civiles llevaron a cabo actos de canibalismo y mercado de cadáveres.  A pesar de todo, y como muestra de ese peculiar coraje que define al ser humano en épocas de crisis extremas, los soviéticos construyeron una árdua defensa alrededor de la ciudad, camuflaron los edificios históricos con redes que impedían determinar su perfil y colocaron explosivos en el subsuelo para volar la ciudad si era tomada (enemigos y población incluidos). Al acabar la guerra se le otorgó el título de Ciudad Heroica. Acabo con unas imágenes que conmemoran a las víctimas de la guerra y que, sólo con mirarlas, recuerdan a todos los horrores y tormentos que estas conllevan.








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